El octavo vuelo de prueba del sistema de megacohetes Starship de SpaceX, lanzado este jueves desde Starbase, en el sur de Texas, fue un evento lleno de altibajos. Aunque la compañía logró capturar con éxito el propulsor Super Heavy al regresar a la torre de lanzamiento, la nave espacial Starship no tuvo la misma suerte. Aproximadamente 20 segundos antes de completar su ascenso, SpaceX perdió contacto con la nave, lo que resultó en su desintegración. Este incidente ocurrió en un momento similar al del séptimo vuelo de prueba en enero, cuando la nave explotó sobre las islas Turcas y Caicos, esparciendo escombros.
El lanzamiento, que tuvo lugar a las 6:30 p.m. (hora de Miami), fue precedido por un intento cancelado el martes debido a “demasiadas incógnitas”, según Elon Musk, CEO de SpaceX. A pesar de la pérdida de la nave, el vuelo cumplió con algunos objetivos clave, como el aterrizaje controlado del propulsor Super Heavy, que fue capturado por los brazos “chopstick” de la torre de lanzamiento. Esta hazaña marca la tercera vez que SpaceX logra atrapar un propulsor de esta manera, un avance significativo en la reutilización de cohetes.
Sin embargo, la pérdida de la nave Starship plantea preguntas sobre los desafíos técnicos que aún enfrenta el programa. Durante el ascenso, varios motores de la nave se apagaron, lo que llevó a una pérdida de control y, finalmente, a la desintegración de la nave. Aunque la explosión fue visible desde partes de Florida y el Caribe, no se han reportado daños materiales ni heridos. La Administración Federal de Aviación (FAA) implementó medidas de seguridad, como la suspensión temporal de vuelos en aeropuertos cercanos, para garantizar la seguridad del público.
SpaceX ha demostrado una notable capacidad de aprendizaje y mejora continua. Tras el fallido vuelo de enero, la compañía realizó varias actualizaciones en el diseño de Starship, incluyendo la eliminación de algunas placas de protección térmica para probar áreas vulnerables y la adición de nuevas opciones de placas, como una metálica con enfriamiento activo. Además, se ajustaron las líneas de combustible, las temperaturas del propulsor y el objetivo de empuje operativo. Estas mejoras reflejan el compromiso de SpaceX con la innovación y la resolución de problemas técnicos.
El programa Starship no solo es crucial para el futuro de SpaceX, sino también para la exploración espacial en general. Con planes para misiones más largas y ambiciosas, como viajes a la Luna y Marte, cada vuelo de prueba proporciona datos valiosos que permiten a los ingenieros refinar el diseño y la funcionalidad de la nave. Aunque los contratiempos son inevitables en el desarrollo de tecnología tan avanzada, cada misión acerca a SpaceX a su objetivo final: hacer que los viajes espaciales sean más accesibles y seguros.
En conclusión, el octavo vuelo de prueba de Starship fue un recordatorio de que la exploración espacial es un proceso lleno de desafíos, pero también de oportunidades. A pesar de la pérdida de la nave, los avances logrados, como la captura del propulsor Super Heavy, demuestran que SpaceX está en el camino correcto. Con cada prueba, la compañía aprende, mejora y se acerca un poco más a hacer realidad su visión de un futuro en el que la humanidad pueda explorar las estrellas.